Sin duda, no nos pide el Señor votos relucientes de la boca, ni promesas brillantes. Jesús no necesita ni incluso de las muestras de las afirmaciones verbales de fe, ni tampoco de manifestaciones adorativas.
Cuenta, si, con nuestra fidelidad, sean cuales sean las circunstancias.
Si el día resplandece el cielo azul, tengamos el valor de romper con todas las sugestiones de bienestar propio, avanzando al frente…
Si la tempestad fulgura en el techo del mundo, cultivemos bastante abnegados para sufrir el granizo y el viento, solicitando el horizonte que nos cabe alcanzar.
De todos los lados, invariablemente, llegarán llamamientos que nos convidan a desertar.
Elogios e injurias, pedradas e incienso aparecerán, de cierto, como procurando entorpecernos la consciencia, sin embargo, entre unos y otros, es necesario recordar al Divino Maestro, en la persona del prójimo, y buscarlo sin pausa, a través del bien incesante.
Somos pocos, no obstante, con Él en el corazón, tendremos lo suficiente para ejecutar las obligaciones con que fuimos honrados.
Sepamos conservar la fidelidad, como quien alza ininterrumpidamente la luz en la obscuridad, pues que, en muchos lances de la vida, precisamos mucho más de lealtad en el espíritu que de pan para el cuerpo.
Para que semejante victoria nos corone el camino, tanta vez solitario y espinoso, el secreto es soportar, y el lema es servir.
Batuíra
Médium Francisco Cándido Xavier
Del libro “Paz y renovación”
Traducido por Jacob
http://www.luzespiritual.org/?p=8797#more-8797
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