viernes, 4 de diciembre de 2015

LEY DE CAUSA Y EFECTO



En la lucha común
“Porque todo lo que el hombre siembre, eso también segará.” Pablo (Gálatas, 6:7)

No es preciso morir en la carne para conocer la ley de las compensaciones.

Reparemos la lucha común.
El hombre que vive en la indiferencia con los dolores del prójimo, recibe de los semejantes la indiferencia con los dolores que le son propios.
Apartémonos de la convivencia social y la soledad deprimente será para nosotros la respuesta del mundo.
Si usamos severidad con los otros, seremos juzgados por los otros con rigor y aspereza.
Si practicamos, en sociedad o en familia, la hostilidad y la aversión, entre parientes y vecinos, encontraremos la antipatía y la desconfianza.
Si insultamos nuestra tarea con la pereza, nuestra terea nos relegará a la inaptitud.
Un gesto de cariño con el desconocido en la vía pública nos conseguirá el concurso fraterno de los grupos anónimos que nos rodean.
Pequeñitas siembras de bondad generan bendecidas fuentes de alegría.
El trabajo bien vivido produce el tesoro de la competencia.
Actitudes de comprensión y gentileza establecen solidaridad y respeto, junto a nosotros.
Optimismo y esperanza, nobleza de carácter y puras intenciones, atraen preciosas oportunidades de servicio, en nuestro favor.
Todo día es tiempo de sembrar.
Todo día es tiempo de recoger.
No es preciso atravesar la sombra del túmulo para encontrar la justicia, frente a frente. En los principios de causa y efecto, nos encontramos incesantemente bajo su orientación, en todos los instantes de nuestra vida.

Espíritu Emmanuel
Médium Francisco Cándido Xavier
Del libro ¡Sígueme!
Traducido por Jacob

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